martes, 16 de marzo de 2010

Fragmento de Soy Bach (Lectorum, México, 2007)


Querido Philipp:

Esta carta se la dicto a tu cuñado, Altnikol. Mis ojos ya no sirven; sin su ayuda nunca podría completar mi trabajo.
Ya no tengo más ganas de seguir recordando el pasado. Te he contado todo lo que había para contarse. Acerca de tu madre, hemos hablado hasta el cansancio en persona. Acerca de su muerte prefiero no hablar. Mi segunda esposa, tan trabajadora, podrá responder tus preguntas mejor que yo. Acabo de terminar el tercer movimiento de la última parte de “El arte de la Fuga”. Espero te enorgullezca, creo que es mi mejor trabajo. Hace poco escribí un nuevo coral para órgano. Tenía pensado titularlo: “Cuando nos encontramos en la mayor miseria”, pero ya no me parece justo. He tenido una vida rodeado de gente que me supo amar, admirar y cuidar. Cambiaré el título por el más adecuado “Ante tu trono aparezco”. Pero esto lo haré más adelante. Ahora descansaré, y esta misma tarde comenzaremos con el dictado del último movimiento.


Te quiere enormemente,
tu padre Johann Sebastian Bach.

Es difícil para mí recordarlo. El día en que murió, Johann trabajaba en ese último movimiento. Me pareció muy triste que se fuera así, acompañado por sus seres queridos, claro, pero completamente ignorante de su propia grandeza.
Me acerqué, silenciosa, junto a su cama.
- Johann- le dije- soy yo.
Levantó una mano y la apoyó sobre mi rostro.
- Querida mía- susurró.
- Antes de que partas, tengo algo que mostrarte.
No esperé más. Lo hice salir de la cama, y tomándolo de la mano, lo guié hacia la calle.
- ¿Qué es ese sonido? ¡Cuéntame, querida!
- Es el sonido de la ciudad de Leipzig, pero dentro de 300 años, querido Johann.
- ¡Oh!- exclamó, riendo –Pero… suena como a mi música… cantada por un coro gigante...
- Es tu música, pero no es un coro quien la canta, sino toda la ciudad. Se está celebrando el aniversario de tu nacimiento. La gente se ha reunido en la plaza central, aquí, al lado de Santo Tomás. Han viajado de todo el mundo. Te han escuchado y admirado tanto que todos están entonando una de tus cantatas de memoria. Leipzig ya no es más una ciudad cualquiera en Alemania, famosa por sus editoriales o sus ferias. Leipzig es ahora la ciudad en la que vivió Johann Sebastian Bach.
El gran maestro sonreía tristemente. Tenía la cabeza gacha, atenta al sonido de las decenas de miles de personas que lo cantaban.

- Gracias, querida música- me dijo en voz baja.
Entonces lo dejé ir. Recostó su cabeza sobre la almohada y murió.

Johann Sebastian Bach murió en Leipzig. Su último trabajo termina con estas cuatro notas: Si bemol – La – Do – Si natural.
En alemán, se escriben B.A.C.H.





Se puede comprar aqui. Se pueden ver las primeras páginas aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario